Cuando tú ames lo que eres, sin importar cómo seas, entonces conocerás esa magnífica esencia que se halla detrás de todos los rostros y de todas las cosas. Entonces amarás como Dios ama. Así es fácil ver a Dios en toda la vida.
En sentido estricto, ya estamos iluminados y no podemos dejar de estarlo, resulta imposible ya que todo es parte de la Consciencia, reflejo del Punto Original.
¿Quién soy yo? A esta pregunta respondemos todos en algún momento de nuestra vida de forma inmediata, casi mecánica. Pero ¿alguna vez nos detuvimos a revisar qué tan ciertas son las respuestas que damos al respecto? ¿Realmente definimos quiénes somos? o ¿Nos escuchamos cuando repetimos las cosas que creemos nos conforman, que nos hacen ser?
Esto es quizás lo más complejo de solventar porque, quien desea algo, busca algo, y a través de ello, el yo se alimenta, respira, existe. Es el mecanismo o proceso adyacente a ser humano: ir más allá, siempre debe haber más.
Cuando la auto-indagación es realizada de manera completa y profunda, queda al descubierto la fuente única real que encierra nuestra realidad: El Yo Soy.